PRINCIPIO DE ADAPTABILIDAD
En la primera entrada de esta serie de artículos sobre
los principios del entrenamiento deportivo, os hablé del principio de
individualidad biológica, hoy vamos a tratar el principio de adaptación.
Si queremos progresar en nuestra disciplina deportiva, sea la que sea, es muy importante que tengamos una buena planificación de nuestros entrenamientos. Una de las partes elementales de esta planificación, es conocer bien los principios del entrenamiento deportivo.
Síndrome
general de adaptación
Por el principio de adaptación, decimos que en función
del tipo de entrenamiento que realicemos, teniendo en cuenta las diferentes
variables (intensidad, volumen, descansos) nuestro cuerpo responderá de una u
otra forma. Esto es algo natural, no responderá nuestro cuerpo igual al entrenar
con mancuernas de 5Kg realizando series interminables que entrenar con bastante
más peso (más intensidad) y algunas series menos (menos volumen).
En cada entrenamiento que realizamos, producimos una serie
de estímulos en nuestro cuerpo. Mediante estos estímulos a los que sometemos
nuestro organismo en cada entrenamiento, se produce lo que se llama síndrome
general de adaptación (SGA), propuesto por Hans Selye en 1956, el cual
relaciona los estímulos del entrenamiento con los estímulos del estrés. El estrés
al que nos referimos puede ser físico, bioquímico o mental.
Fases del
síndrome general de adaptación
El síndrome general de adaptación posee principalmente tres
fases bien diferenciadas:
-
Excitación o choque: en esta fase se
producen dolores que conllevan a una reducción temporal de nuestro
rendimiento y que además nos llevan a un estado de alarma en el organismo.
Siempre que comenzamos una rutina de entrenamiento, suponiendo que está
personalizada a nuestras necesidades, objetivos y estado de forma, es natural
que en las primeras semanas tengamos agujetas y no estemos totalmente adaptados
a ella.
-
Resistencia o adaptación: tras un tiempo
realizando nuestra rutina, nuestro cuerpo poco a poco logrará un estado en el
que nuestro músculos se irán adaptando a los estímulos, lo que conllevará
a un aumento de nuestro rendimiento.
-
Fatiga o cansancio: sin embargo, cuando
realizamos un mismo entrenamiento a lo largo de muchas semanas, después de
pasar por la fase de adaptación, nuestro cuerpo llega a un punto en el que no
es capaz de responder de forma positiva a los estímulos porque ya está
totalmente adaptado. Lo que sucederá será que nuestro rendimiento bajará y
existe bastante riesgo de que suframos una lesión.
Estímulos
del entrenamiento
Además de distinguir tres fases dentro del síndrome de
adaptación, podemos realizar también una división de los tipos de
estímulos que recibimos en cada enternamiento.
-
Estímulo muy débil: este tipo de estímulo no
prouce ninguna adaptación positiva.
-
Estímulos medios: llamaremos estímulos
medios a aquellos que logran excitar el organismo, pero que no llegan a
producir adaptaciones posteriores.
-
Estímulos fuertes: gracias a estos
estímulos, logramos adaptaciones más amplias, seguras y prolongadas en
el tiempo. Son los estímulos que buscamos para progresar y que conseguiremos
gracias a una buena planificación y organización de nuestros entrenamientos.
-
Estímulos muy fuertes: por último, estos
estímulos son los que producen pequeños daños en el -organismo y que
incluso pueden causar lesiones si no los controlamos correctamente a lo largo
de nuestra planificación. Es importantísimo analizar física y psicológicamente
al atleta cuando los sometemos a estos.
El típico "No pain no gain" está muy bien, pero la
virtud la encontramos dentro de una buena periodización del entrenamiento.
No debemos caer en el error de entrenar siempre con una misma intensidad, sino
podremos producir una sobrecarga en el organismo que nos llevará a un
estancamiento y sobre todo, a una lesión segura.
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